Colaboraciones
Colaboraciones
Una charla sobre la Divulgación
de la Ciencia y la Tecnología
de la Ciencia y la Tecnología
Una charla sobre la Divulgación
de la Ciencia y la Tecnología
de la Ciencia y la Tecnología
"Después de todo, cuando estás enamorado, quieres contarlo a todo el mundo.
Por eso, la idea de que los científicos no hablen en público de la ciencia me parece aberrante."
Carl Sagan
Carl Sagan
Diferencias entre difusión y divulgación de
la ciencia
la ciencia
Diferencias entre difusión y divulgación de
la ciencia
la ciencia
Tanto la divulgación como la difusión de la ciencia son un acto de comunicación. A su vez, la comunicación es un proceso en el que intervienen un emisor (poseedor de un saber), un mensaje (información), un receptor (público que busca entender), un medio (el canal mediante el cual se transmite el mensaje), además de un contexto. Sin embargo, entre difusión y divulgación de la ciencia existen varias diferencias significativas.
La difusión de la ciencia se refiere a la comunicación entre "pares", es decir, entre especialistas y colegas de cierta disciplina, en particular, que expresan resultados y logros, proponen líneas de trabajo y buscan encuentros productivos, estableciéndose una relación simétrica respecto al conocimiento entre el sujeto emisor que comunica y el sujeto receptor que interpreta el conocimiento, situándolos dentro de un determinado marco socio-profesional o técnico.
Por otro lado, la divulgación de la ciencia se define como una labor multidisciplinaria, cuyo objetivo es comunicar el conocimiento científico, utilizando diversos medios, a diversos públicos voluntarios, recreando ese conocimiento con fidelidad y contextualizándolo para hacerlo accesible. La divulgación, contrario a la difusión, no se realiza entre "pares", ya que el sujeto emisor que comunica posee un "saber", respecto a un tema específico que el sujeto receptor que interpreta no tiene (supuestamente). Por lo tanto, en la divulgación científica los participantes no son "pares" (colegas), ya que no comparten el mismo "saber".
De esta forma, la difusión implica un receptor preparado, universitario, especializado, que busca actualizarse en un área específica, mientras que en la divulgación el receptor implica la figura de un público en general, heterogéneo, que es voluntario y no necesariamente busca aprender. La divulgación pretende desmitificar a la ciencia y hacerla presente en la vida cotidiana de la sociedad.
De acuerdo con la Real Academia Española, se entiende por ciencia al "conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales con capacidad predictiva y comprobables experimentalmente". Mientras que tecnología es "el conjunto de teorías y de técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento científico". En el presente documento, lo que se menciona acerca de la divulgación de la ciencia se hace extensivo también a la tecnología.
La divulgación de la ciencia pueden realizarla tanto divulgadores científicos como no científicos, debiendo ambos mantener en sus productos de divulgación las siguientes características:
⋅Ser fiel al contenido científico original.
⋅Estar dirigido a un público no especializado.
⋅Crear un nuevo mensaje con lenguaje no técnico y contextualizado para que sea accesible, ameno y de interés a su público.
⋅Considerar que el lector es un público voluntario.
La función primordial del divulgador es re-crear (volver a crear) el lenguaje original ?especializado? de un mensaje científico, por otro que sea accesible, comprensible y con el contexto necesario, de tal manera que el público al que se dirige pueda encontrarle un sentido y su significado, todo ello sin traicionar el rigor científico de la versión original, por lo que el trabajo de la divulgación se realiza bajo una tensión entre el rigor científico y la indispensable amenidad que se requiere para atraer al lector, siendo importante no caer en ninguno de tales extremos de rigor y amenidad.
Cabe señalar que la divulgación de la ciencia tiene una diversidad de funciones, entre ellas, una función "cultural" que pretende ubicar a la ciencia como parte de la cultura, junto con las artes y las humanidades; una "reflexiva" que ofrezca diferentes puntos de vista sobre algún logro en el quehacer científico; y una "social", cuyo principal objetivo es democratizar el conocimiento científico, poniéndolo al alcance de todos los ciudadanos para la toma de decisiones para el bien común.
Dependiendo del público al que se dirija y del medio que se utilice, existen muchas modalidades de divulgación de la ciencia, la cual puede ser para niños, adolescentes o adultos; para primaria, secundaria o enseñanza superior; para científicos de otras especialidades; en estilo literario o periodístico; como cuento, entrevista, ensayo, reportaje, infografía, guión, video... y cualquier otro medio, dependiendo de la creatividad del divulgador.
La difusión de la ciencia se refiere a la comunicación entre "pares", es decir, entre especialistas y colegas de cierta disciplina, en particular, que expresan resultados y logros, proponen líneas de trabajo y buscan encuentros productivos, estableciéndose una relación simétrica respecto al conocimiento entre el sujeto emisor que comunica y el sujeto receptor que interpreta el conocimiento, situándolos dentro de un determinado marco socio-profesional o técnico.
Por otro lado, la divulgación de la ciencia se define como una labor multidisciplinaria, cuyo objetivo es comunicar el conocimiento científico, utilizando diversos medios, a diversos públicos voluntarios, recreando ese conocimiento con fidelidad y contextualizándolo para hacerlo accesible. La divulgación, contrario a la difusión, no se realiza entre "pares", ya que el sujeto emisor que comunica posee un "saber", respecto a un tema específico que el sujeto receptor que interpreta no tiene (supuestamente). Por lo tanto, en la divulgación científica los participantes no son "pares" (colegas), ya que no comparten el mismo "saber".
De esta forma, la difusión implica un receptor preparado, universitario, especializado, que busca actualizarse en un área específica, mientras que en la divulgación el receptor implica la figura de un público en general, heterogéneo, que es voluntario y no necesariamente busca aprender. La divulgación pretende desmitificar a la ciencia y hacerla presente en la vida cotidiana de la sociedad.
De acuerdo con la Real Academia Española, se entiende por ciencia al "conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales con capacidad predictiva y comprobables experimentalmente". Mientras que tecnología es "el conjunto de teorías y de técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento científico". En el presente documento, lo que se menciona acerca de la divulgación de la ciencia se hace extensivo también a la tecnología.
La divulgación de la ciencia pueden realizarla tanto divulgadores científicos como no científicos, debiendo ambos mantener en sus productos de divulgación las siguientes características:
⋅Ser fiel al contenido científico original.
⋅Estar dirigido a un público no especializado.
⋅Crear un nuevo mensaje con lenguaje no técnico y contextualizado para que sea accesible, ameno y de interés a su público.
⋅Considerar que el lector es un público voluntario.
La función primordial del divulgador es re-crear (volver a crear) el lenguaje original ?especializado? de un mensaje científico, por otro que sea accesible, comprensible y con el contexto necesario, de tal manera que el público al que se dirige pueda encontrarle un sentido y su significado, todo ello sin traicionar el rigor científico de la versión original, por lo que el trabajo de la divulgación se realiza bajo una tensión entre el rigor científico y la indispensable amenidad que se requiere para atraer al lector, siendo importante no caer en ninguno de tales extremos de rigor y amenidad.
Cabe señalar que la divulgación de la ciencia tiene una diversidad de funciones, entre ellas, una función "cultural" que pretende ubicar a la ciencia como parte de la cultura, junto con las artes y las humanidades; una "reflexiva" que ofrezca diferentes puntos de vista sobre algún logro en el quehacer científico; y una "social", cuyo principal objetivo es democratizar el conocimiento científico, poniéndolo al alcance de todos los ciudadanos para la toma de decisiones para el bien común.
Dependiendo del público al que se dirija y del medio que se utilice, existen muchas modalidades de divulgación de la ciencia, la cual puede ser para niños, adolescentes o adultos; para primaria, secundaria o enseñanza superior; para científicos de otras especialidades; en estilo literario o periodístico; como cuento, entrevista, ensayo, reportaje, infografía, guión, video... y cualquier otro medio, dependiendo de la creatividad del divulgador.
Recomendaciones para elaborar artículos
de divulgación
de divulgación
Recomendaciones para elaborar artículos
de divulgación
de divulgación
Existen numerosos autores que ofrecen recomendaciones
para redactar un artículo de divulgación científica; el portal
de la Universidad de la Rioja hace unas valiosas sugerencias
al respecto.
La conquista del público es el eje de cualquier trabajo de divulgación, debe tenerse en mente al lector sobre todas las cosas, debe hacerse un ejercicio de empatía, poniéndose en el lugar del lector y responder las preguntas que el público haría sobre el tema que se le quiere comunicar.
Debes ser capaz de entretener al lector, de conseguir que disfrute la lectura y la continúe hasta el final, por lo que debe buscarse un equilibrio entre rigor, claridad y amenidad.
Es necesario conocer las limitaciones de tiempo y espacio establecidas para el trabajo, para que éste no sufra recortes. La limitación de espacio obliga a sintetizar y a conservar sólo lo fundamental, que incluirá lo que resulta eficaz para una buena comunicación.
Utilizar un título del artículo con anzuelo, que enganche al lector, para eso se requieren ideas directas con cierta dosis de provocación, que capten la atención del lector. Aquí no es útil el largo y preciso título de una tesis.
Para cautivar al lector, el inicio del texto tiene una importancia crucial; si no lo cautivamos en las primeras líneas él le dará vuelta a la página. El científico tiende a un desarrollo ordenado, académico, con definiciones. Si se quiere comunicar con eficacia, conquistar al lector, deberá colocarse en primera fila lo más novedoso o intrigante, lo más asombroso o lo más cercano al lector? existen muchas posibilidades. Eso sí, nunca debe empezarse por una definición o por algo de nivel elevado, para no desanimar al lector.
Para conseguir que el lector lea el artículo completo, que pierda el miedo a la ciencia, es fundamental el enfoque, el mensaje tiene que adaptarse a su destinatario. Lo más interesante para el experto en el tema no suele ser lo más interesante para el lector. También es necesario simplificar el lenguaje, utilizar palabras familiares.
Debe llegarse a lo complejo de forma progresiva, no dar nada por sabido, ni introducir un concepto sin explicarlo, y cuando se utilice un término especializado, debe aclararse. Sí, por un lado debe desecharse información demasiado compleja, por otro, hay que acompañar esas ideas fundamentales de ejemplos que ayuden a comprenderlas, poner todo en su contexto: quién puede beneficiarse de determinado avance y, mientras más cercana sea la referencia (nuestra vida, nuestra ciudad...) más se identificará el lector con la narración.
Para una lectura ágil, el texto debe fragmentarse en párrafos cortos, y el orden de la exposición no necesariamente debe ser cronológico; los artículos de divulgación pueden invertir o jugar con ese orden.
Continúa siendo válido aquello de "una imagen dice más que mil palabras", pero debe existir un equilibrio entre la proporción del texto escrito y el material gráfico puesto en la página, debiendo elegirse las imágenes con más estética y más apropiadas para acompañar al tema que se trata.
Finalmente, no olvidar la actitud, ya que en la divulgación, la palabra aprendizaje tiene un sentido mucho más amplio: el conocimiento se comparte, no se imparte. El buen divulgador se comunica con un lector inteligente, sea cual sea su edad y grado de escolaridad. Huyamos de una postura de superioridad y dialoguemos.
La conquista del público es el eje de cualquier trabajo de divulgación, debe tenerse en mente al lector sobre todas las cosas, debe hacerse un ejercicio de empatía, poniéndose en el lugar del lector y responder las preguntas que el público haría sobre el tema que se le quiere comunicar.
Debes ser capaz de entretener al lector, de conseguir que disfrute la lectura y la continúe hasta el final, por lo que debe buscarse un equilibrio entre rigor, claridad y amenidad.
Es necesario conocer las limitaciones de tiempo y espacio establecidas para el trabajo, para que éste no sufra recortes. La limitación de espacio obliga a sintetizar y a conservar sólo lo fundamental, que incluirá lo que resulta eficaz para una buena comunicación.
Utilizar un título del artículo con anzuelo, que enganche al lector, para eso se requieren ideas directas con cierta dosis de provocación, que capten la atención del lector. Aquí no es útil el largo y preciso título de una tesis.
Para cautivar al lector, el inicio del texto tiene una importancia crucial; si no lo cautivamos en las primeras líneas él le dará vuelta a la página. El científico tiende a un desarrollo ordenado, académico, con definiciones. Si se quiere comunicar con eficacia, conquistar al lector, deberá colocarse en primera fila lo más novedoso o intrigante, lo más asombroso o lo más cercano al lector? existen muchas posibilidades. Eso sí, nunca debe empezarse por una definición o por algo de nivel elevado, para no desanimar al lector.
Para conseguir que el lector lea el artículo completo, que pierda el miedo a la ciencia, es fundamental el enfoque, el mensaje tiene que adaptarse a su destinatario. Lo más interesante para el experto en el tema no suele ser lo más interesante para el lector. También es necesario simplificar el lenguaje, utilizar palabras familiares.
Debe llegarse a lo complejo de forma progresiva, no dar nada por sabido, ni introducir un concepto sin explicarlo, y cuando se utilice un término especializado, debe aclararse. Sí, por un lado debe desecharse información demasiado compleja, por otro, hay que acompañar esas ideas fundamentales de ejemplos que ayuden a comprenderlas, poner todo en su contexto: quién puede beneficiarse de determinado avance y, mientras más cercana sea la referencia (nuestra vida, nuestra ciudad...) más se identificará el lector con la narración.
Para una lectura ágil, el texto debe fragmentarse en párrafos cortos, y el orden de la exposición no necesariamente debe ser cronológico; los artículos de divulgación pueden invertir o jugar con ese orden.
Continúa siendo válido aquello de "una imagen dice más que mil palabras", pero debe existir un equilibrio entre la proporción del texto escrito y el material gráfico puesto en la página, debiendo elegirse las imágenes con más estética y más apropiadas para acompañar al tema que se trata.
Finalmente, no olvidar la actitud, ya que en la divulgación, la palabra aprendizaje tiene un sentido mucho más amplio: el conocimiento se comparte, no se imparte. El buen divulgador se comunica con un lector inteligente, sea cual sea su edad y grado de escolaridad. Huyamos de una postura de superioridad y dialoguemos.
La divulgación de la ciencia en México
La divulgación de la ciencia en México
La divulgación de la ciencia en nuestro país tiene una larga
historia que se remonta a la época de la colonia y que
actualmente muestra avances significativos. Ya en tiempos
modernos, en la década de los sesentas, inicia la publicación
de la revista "Física y Naturaleza" de la UNAM, y por
parte del CONACyT "Ciencia y Desarrollo e Información
Científica y Tecnológica", y para niños la revista ?Chispa?. La
Academia Mexicana de Ciencias también inició actividades
de comunicación directa con el público mediante ciclos de
conferencias denominadas "Domingos en la Ciencia", que
aún continúan realizándose en varios estados del país.
También se han creado un gran número de museos de ciencias en México, siendo los pioneros el Museo Tecnológico de la CFE, el museo Alfa de Monterrey, el Papalote Museo del Niño, Universum Museo de Ciencias de la UNAM, así como otros museos en varios estados del país. Dichos museos están organizados en la Asociación Mexicana de Museos de Centros de Ciencia y Tecnología. Habría que agregar los jardines botánicos y colecciones de historia natural que existen en algunas universidades y estados de nuestro país.
Dentro de los llamados medios masivos de comunicación, radio y televisión, cada vez con más frecuencia se presentan programas de ciencia, como son las "Cápsulas de Ciencia o Por Pura Curiosidad". Muchos periódicos ya están incluyendo secciones o suplementos de comunicación de la ciencia (por ejemplo, "Ciencia y Salud", en El Universal). Internet y las redes sociales también están inundadas de productos de divulgación de la ciencia, imposibles de enumerar, más aún con la inevitable necesidad de estar informados acerca de la actual pandemia del coronavirus.
Paulatinamente también se ha dado la profesionalización de esta actividad en México. En la UNAM existe la Dirección General de Divulgación de la Ciencia, en la cual divulgadores de tiempo completo generan productos y actividades de divulgación a través de todos los medios. Uno de los logros más importantes de esa dirección es la creación de la maestría y doctorado en comunicación de la ciencia, como parte del posgrado de Filosofía de la Ciencia de la UNAM. Otras instituciones también ofrecen diplomados y posgrados sobre éste campo, como la Universidad del Claustro de Sor Juana y el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO).
Mención especial merece la colección de libros "La Ciencia para Todos" del Fondo de Cultura Económica, la cual cuenta a la fecha con 253 títulos que comprenden 11 disciplinas, con un tiraje de alrededor de seis millones y medio de ejemplares, siendo la colección de divulgación científica más grande de habla hispana y una contribución de México al mundo.
En la mayoría de las universidades de provincia y en los institutos de investigación han surgido numerosas revistas de divulgación, por lo que con el objetivo de fomentar en México la divulgación de la ciencia y tecnología a través de los medios escritos, así como dar un reconocimiento a la labor y calidad de las publicaciones dedicadas a la divulgación, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología creó el Índice de Revistas Mexicanas de Divulgación Científica y Tecnológica, el cual incluye 24 títulos que están disponibles en el portal de dicha institución.
Prácticamente desde su creación, el Instituto de Investigaciones Eléctricas (IIE) empezó a publicar en 1976 una revista de difusión, el "Boletín IIE", la cual cambió su título a "Electricidad y Energías Limpias" a partir de que el IIE se transformó en el actual Instituto Nacional de Electricidad y Energías Limpias (INEEL), en el 2016. En noviembre de 2018, el INEEL inició la publicación de una revista de divulgación en formato electrónico titulada "Transición Energética".
Por otra parte, han surgido organismos interesados en acercar la ciencia a la población. Por ejemplo, la Sociedad Mexicana para la Divulgación de la Ciencia y la Técnica (SOMEDICYT), un organismo sin fines de lucro auspiciado por instituciones como la UNAM, el IPN, la Academia Mexicana de la Ciencia, entre otros, siendo algunos de sus objetivos: propugnar porque el conocimiento científico y técnico sea accesible a todos los sectores de la población; favorecer el acercamiento y enlace entre la comunidad científica y técnica y el resto de la sociedad; conseguir que la divulgación del conocimiento científico y técnico sea reconocida en el país como una labor fundamental, al igual que la investigación y la docencia; realizar investigación científica, técnica, social y educativa en el campo de la divulgación de la ciencia y temas afines; ampliar los canales de la divulgación de la ciencia y la técnica, utilizando diversos medios de comunicación, así como los medios masivos de comunicación; divulgar el conocimiento científico y técnico de la manera más amena posible; contribuir a la formación de divulgadores profesionales. Sin embargo, y aunque los esfuerzos son grandes, aún se está lejos de acercar la ciencia a todos los sectores del país.
A lo largo de la historia de la humanidad han existido divulgadores legendarios de clase mundial, entre ellos, en el siglo pasado aparecieron: Carl Sagan, Isaac Asimov y Stephen Hawkin; nuestro país también cuenta con excelentes profesionales en este campo, como las doctoras: Julieta Fierro y Julia Tagüeña, así como el Dr. Ruy Pérez Tamayo, por mencionar sólo a algunos. En nuestro ámbito local, la Revista Transición Energética ofrece su espacio a los investigadores del INEEL para que realicen la desafiante y noble tarea de la divulgación de la ciencia y la tecnología.
También se han creado un gran número de museos de ciencias en México, siendo los pioneros el Museo Tecnológico de la CFE, el museo Alfa de Monterrey, el Papalote Museo del Niño, Universum Museo de Ciencias de la UNAM, así como otros museos en varios estados del país. Dichos museos están organizados en la Asociación Mexicana de Museos de Centros de Ciencia y Tecnología. Habría que agregar los jardines botánicos y colecciones de historia natural que existen en algunas universidades y estados de nuestro país.
Dentro de los llamados medios masivos de comunicación, radio y televisión, cada vez con más frecuencia se presentan programas de ciencia, como son las "Cápsulas de Ciencia o Por Pura Curiosidad". Muchos periódicos ya están incluyendo secciones o suplementos de comunicación de la ciencia (por ejemplo, "Ciencia y Salud", en El Universal). Internet y las redes sociales también están inundadas de productos de divulgación de la ciencia, imposibles de enumerar, más aún con la inevitable necesidad de estar informados acerca de la actual pandemia del coronavirus.
Paulatinamente también se ha dado la profesionalización de esta actividad en México. En la UNAM existe la Dirección General de Divulgación de la Ciencia, en la cual divulgadores de tiempo completo generan productos y actividades de divulgación a través de todos los medios. Uno de los logros más importantes de esa dirección es la creación de la maestría y doctorado en comunicación de la ciencia, como parte del posgrado de Filosofía de la Ciencia de la UNAM. Otras instituciones también ofrecen diplomados y posgrados sobre éste campo, como la Universidad del Claustro de Sor Juana y el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO).
Mención especial merece la colección de libros "La Ciencia para Todos" del Fondo de Cultura Económica, la cual cuenta a la fecha con 253 títulos que comprenden 11 disciplinas, con un tiraje de alrededor de seis millones y medio de ejemplares, siendo la colección de divulgación científica más grande de habla hispana y una contribución de México al mundo.
En la mayoría de las universidades de provincia y en los institutos de investigación han surgido numerosas revistas de divulgación, por lo que con el objetivo de fomentar en México la divulgación de la ciencia y tecnología a través de los medios escritos, así como dar un reconocimiento a la labor y calidad de las publicaciones dedicadas a la divulgación, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología creó el Índice de Revistas Mexicanas de Divulgación Científica y Tecnológica, el cual incluye 24 títulos que están disponibles en el portal de dicha institución.
Prácticamente desde su creación, el Instituto de Investigaciones Eléctricas (IIE) empezó a publicar en 1976 una revista de difusión, el "Boletín IIE", la cual cambió su título a "Electricidad y Energías Limpias" a partir de que el IIE se transformó en el actual Instituto Nacional de Electricidad y Energías Limpias (INEEL), en el 2016. En noviembre de 2018, el INEEL inició la publicación de una revista de divulgación en formato electrónico titulada "Transición Energética".
Por otra parte, han surgido organismos interesados en acercar la ciencia a la población. Por ejemplo, la Sociedad Mexicana para la Divulgación de la Ciencia y la Técnica (SOMEDICYT), un organismo sin fines de lucro auspiciado por instituciones como la UNAM, el IPN, la Academia Mexicana de la Ciencia, entre otros, siendo algunos de sus objetivos: propugnar porque el conocimiento científico y técnico sea accesible a todos los sectores de la población; favorecer el acercamiento y enlace entre la comunidad científica y técnica y el resto de la sociedad; conseguir que la divulgación del conocimiento científico y técnico sea reconocida en el país como una labor fundamental, al igual que la investigación y la docencia; realizar investigación científica, técnica, social y educativa en el campo de la divulgación de la ciencia y temas afines; ampliar los canales de la divulgación de la ciencia y la técnica, utilizando diversos medios de comunicación, así como los medios masivos de comunicación; divulgar el conocimiento científico y técnico de la manera más amena posible; contribuir a la formación de divulgadores profesionales. Sin embargo, y aunque los esfuerzos son grandes, aún se está lejos de acercar la ciencia a todos los sectores del país.
A lo largo de la historia de la humanidad han existido divulgadores legendarios de clase mundial, entre ellos, en el siglo pasado aparecieron: Carl Sagan, Isaac Asimov y Stephen Hawkin; nuestro país también cuenta con excelentes profesionales en este campo, como las doctoras: Julieta Fierro y Julia Tagüeña, así como el Dr. Ruy Pérez Tamayo, por mencionar sólo a algunos. En nuestro ámbito local, la Revista Transición Energética ofrece su espacio a los investigadores del INEEL para que realicen la desafiante y noble tarea de la divulgación de la ciencia y la tecnología.
Colaboraciones
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Una charla sobre la Divulgación
de la Ciencia y la Tecnología
de la Ciencia y la Tecnología
Una charla sobre la Divulgación
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de la Ciencia y la Tecnología
"Después de todo, cuando estás enamorado, quieres contarlo a todo el mundo.
Por eso, la idea de que los científicos no hablen en público de la ciencia me parece aberrante."
Carl Sagan
Carl Sagan
Diferencias entre difusión y divulgación de
la ciencia
la ciencia
Diferencias entre difusión y divulgación de
la ciencia
la ciencia
Tanto la divulgación como la difusión de la ciencia son un acto de comunicación. A su vez, la comunicación es un proceso en el que intervienen un emisor (poseedor de un saber), un mensaje (información), un receptor (público que busca entender), un medio (el canal mediante el cual se transmite el mensaje), además de un contexto. Sin embargo, entre difusión y divulgación de la ciencia existen varias diferencias significativas.
La difusión de la ciencia se refiere a la comunicación entre "pares", es decir, entre especialistas y colegas de cierta disciplina, en particular, que expresan resultados y logros, proponen líneas de trabajo y buscan encuentros productivos, estableciéndose una relación simétrica respecto al conocimiento entre el sujeto emisor que comunica y el sujeto receptor que interpreta el conocimiento, situándolos dentro de un determinado marco socio-profesional o técnico.
Por otro lado, la divulgación de la ciencia se define como una labor multidisciplinaria, cuyo objetivo es comunicar el conocimiento científico, utilizando diversos medios, a diversos públicos voluntarios, recreando ese conocimiento con fidelidad y contextualizándolo para hacerlo accesible. La divulgación, contrario a la difusión, no se realiza entre "pares", ya que el sujeto emisor que comunica posee un "saber", respecto a un tema específico que el sujeto receptor que interpreta no tiene (supuestamente). Por lo tanto, en la divulgación científica los participantes no son "pares" (colegas), ya que no comparten el mismo "saber".
De esta forma, la difusión implica un receptor preparado, universitario, especializado, que busca actualizarse en un área específica, mientras que en la divulgación el receptor implica la figura de un público en general, heterogéneo, que es voluntario y no necesariamente busca aprender. La divulgación pretende desmitificar a la ciencia y hacerla presente en la vida cotidiana de la sociedad.
De acuerdo con la Real Academia Española, se entiende por ciencia al "conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales con capacidad predictiva y comprobables experimentalmente". Mientras que tecnología es "el conjunto de teorías y de técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento científico". En el presente documento, lo que se menciona acerca de la divulgación de la ciencia se hace extensivo también a la tecnología.
La divulgación de la ciencia pueden realizarla tanto divulgadores científicos como no científicos, debiendo ambos mantener en sus productos de divulgación las siguientes características:
⋅Ser fiel al contenido científico original.
⋅Estar dirigido a un público no especializado.
⋅Crear un nuevo mensaje con lenguaje no técnico y contextualizado para que sea accesible, ameno y de interés a su público.
⋅Considerar que el lector es un público voluntario.
La función primordial del divulgador es re-crear (volver a crear) el lenguaje original ?especializado? de un mensaje científico, por otro que sea accesible, comprensible y con el contexto necesario, de tal manera que el público al que se dirige pueda encontrarle un sentido y su significado, todo ello sin traicionar el rigor científico de la versión original, por lo que el trabajo de la divulgación se realiza bajo una tensión entre el rigor científico y la indispensable amenidad que se requiere para atraer al lector, siendo importante no caer en ninguno de tales extremos de rigor y amenidad.
Cabe señalar que la divulgación de la ciencia tiene una diversidad de funciones, entre ellas, una función "cultural" que pretende ubicar a la ciencia como parte de la cultura, junto con las artes y las humanidades; una "reflexiva" que ofrezca diferentes puntos de vista sobre algún logro en el quehacer científico; y una "social", cuyo principal objetivo es democratizar el conocimiento científico, poniéndolo al alcance de todos los ciudadanos para la toma de decisiones para el bien común.
Dependiendo del público al que se dirija y del medio que se utilice, existen muchas modalidades de divulgación de la ciencia, la cual puede ser para niños, adolescentes o adultos; para primaria, secundaria o enseñanza superior; para científicos de otras especialidades; en estilo literario o periodístico; como cuento, entrevista, ensayo, reportaje, infografía, guión, video... y cualquier otro medio, dependiendo de la creatividad del divulgador.
La difusión de la ciencia se refiere a la comunicación entre "pares", es decir, entre especialistas y colegas de cierta disciplina, en particular, que expresan resultados y logros, proponen líneas de trabajo y buscan encuentros productivos, estableciéndose una relación simétrica respecto al conocimiento entre el sujeto emisor que comunica y el sujeto receptor que interpreta el conocimiento, situándolos dentro de un determinado marco socio-profesional o técnico.
Por otro lado, la divulgación de la ciencia se define como una labor multidisciplinaria, cuyo objetivo es comunicar el conocimiento científico, utilizando diversos medios, a diversos públicos voluntarios, recreando ese conocimiento con fidelidad y contextualizándolo para hacerlo accesible. La divulgación, contrario a la difusión, no se realiza entre "pares", ya que el sujeto emisor que comunica posee un "saber", respecto a un tema específico que el sujeto receptor que interpreta no tiene (supuestamente). Por lo tanto, en la divulgación científica los participantes no son "pares" (colegas), ya que no comparten el mismo "saber".
De esta forma, la difusión implica un receptor preparado, universitario, especializado, que busca actualizarse en un área específica, mientras que en la divulgación el receptor implica la figura de un público en general, heterogéneo, que es voluntario y no necesariamente busca aprender. La divulgación pretende desmitificar a la ciencia y hacerla presente en la vida cotidiana de la sociedad.
De acuerdo con la Real Academia Española, se entiende por ciencia al "conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales con capacidad predictiva y comprobables experimentalmente". Mientras que tecnología es "el conjunto de teorías y de técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento científico". En el presente documento, lo que se menciona acerca de la divulgación de la ciencia se hace extensivo también a la tecnología.
La divulgación de la ciencia pueden realizarla tanto divulgadores científicos como no científicos, debiendo ambos mantener en sus productos de divulgación las siguientes características:
⋅Ser fiel al contenido científico original.
⋅Estar dirigido a un público no especializado.
⋅Crear un nuevo mensaje con lenguaje no técnico y contextualizado para que sea accesible, ameno y de interés a su público.
⋅Considerar que el lector es un público voluntario.
La función primordial del divulgador es re-crear (volver a crear) el lenguaje original ?especializado? de un mensaje científico, por otro que sea accesible, comprensible y con el contexto necesario, de tal manera que el público al que se dirige pueda encontrarle un sentido y su significado, todo ello sin traicionar el rigor científico de la versión original, por lo que el trabajo de la divulgación se realiza bajo una tensión entre el rigor científico y la indispensable amenidad que se requiere para atraer al lector, siendo importante no caer en ninguno de tales extremos de rigor y amenidad.
Cabe señalar que la divulgación de la ciencia tiene una diversidad de funciones, entre ellas, una función "cultural" que pretende ubicar a la ciencia como parte de la cultura, junto con las artes y las humanidades; una "reflexiva" que ofrezca diferentes puntos de vista sobre algún logro en el quehacer científico; y una "social", cuyo principal objetivo es democratizar el conocimiento científico, poniéndolo al alcance de todos los ciudadanos para la toma de decisiones para el bien común.
Dependiendo del público al que se dirija y del medio que se utilice, existen muchas modalidades de divulgación de la ciencia, la cual puede ser para niños, adolescentes o adultos; para primaria, secundaria o enseñanza superior; para científicos de otras especialidades; en estilo literario o periodístico; como cuento, entrevista, ensayo, reportaje, infografía, guión, video... y cualquier otro medio, dependiendo de la creatividad del divulgador.
Recomendaciones para elaborar artículos
de divulgación
de divulgación
Recomendaciones para elaborar artículos
de divulgación
de divulgación
Existen numerosos autores que ofrecen recomendaciones
para redactar un artículo de divulgación científica; el portal
de la Universidad de la Rioja hace unas valiosas sugerencias
al respecto.
La conquista del público es el eje de cualquier trabajo de divulgación, debe tenerse en mente al lector sobre todas las cosas, debe hacerse un ejercicio de empatía, poniéndose en el lugar del lector y responder las preguntas que el público haría sobre el tema que se le quiere comunicar.
Debes ser capaz de entretener al lector, de conseguir que disfrute la lectura y la continúe hasta el final, por lo que debe buscarse un equilibrio entre rigor, claridad y amenidad.
Es necesario conocer las limitaciones de tiempo y espacio establecidas para el trabajo, para que éste no sufra recortes. La limitación de espacio obliga a sintetizar y a conservar sólo lo fundamental, que incluirá lo que resulta eficaz para una buena comunicación.
Utilizar un título del artículo con anzuelo, que enganche al lector, para eso se requieren ideas directas con cierta dosis de provocación, que capten la atención del lector. Aquí no es útil el largo y preciso título de una tesis.
Para cautivar al lector, el inicio del texto tiene una importancia crucial; si no lo cautivamos en las primeras líneas él le dará vuelta a la página. El científico tiende a un desarrollo ordenado, académico, con definiciones. Si se quiere comunicar con eficacia, conquistar al lector, deberá colocarse en primera fila lo más novedoso o intrigante, lo más asombroso o lo más cercano al lector? existen muchas posibilidades. Eso sí, nunca debe empezarse por una definición o por algo de nivel elevado, para no desanimar al lector.
Para conseguir que el lector lea el artículo completo, que pierda el miedo a la ciencia, es fundamental el enfoque, el mensaje tiene que adaptarse a su destinatario. Lo más interesante para el experto en el tema no suele ser lo más interesante para el lector. También es necesario simplificar el lenguaje, utilizar palabras familiares.
Debe llegarse a lo complejo de forma progresiva, no dar nada por sabido, ni introducir un concepto sin explicarlo, y cuando se utilice un término especializado, debe aclararse. Sí, por un lado debe desecharse información demasiado compleja, por otro, hay que acompañar esas ideas fundamentales de ejemplos que ayuden a comprenderlas, poner todo en su contexto: quién puede beneficiarse de determinado avance y, mientras más cercana sea la referencia (nuestra vida, nuestra ciudad...) más se identificará el lector con la narración.
Para una lectura ágil, el texto debe fragmentarse en párrafos cortos, y el orden de la exposición no necesariamente debe ser cronológico; los artículos de divulgación pueden invertir o jugar con ese orden.
Continúa siendo válido aquello de "una imagen dice más que mil palabras", pero debe existir un equilibrio entre la proporción del texto escrito y el material gráfico puesto en la página, debiendo elegirse las imágenes con más estética y más apropiadas para acompañar al tema que se trata.
Finalmente, no olvidar la actitud, ya que en la divulgación, la palabra aprendizaje tiene un sentido mucho más amplio: el conocimiento se comparte, no se imparte. El buen divulgador se comunica con un lector inteligente, sea cual sea su edad y grado de escolaridad. Huyamos de una postura de superioridad y dialoguemos.
La conquista del público es el eje de cualquier trabajo de divulgación, debe tenerse en mente al lector sobre todas las cosas, debe hacerse un ejercicio de empatía, poniéndose en el lugar del lector y responder las preguntas que el público haría sobre el tema que se le quiere comunicar.
Debes ser capaz de entretener al lector, de conseguir que disfrute la lectura y la continúe hasta el final, por lo que debe buscarse un equilibrio entre rigor, claridad y amenidad.
Es necesario conocer las limitaciones de tiempo y espacio establecidas para el trabajo, para que éste no sufra recortes. La limitación de espacio obliga a sintetizar y a conservar sólo lo fundamental, que incluirá lo que resulta eficaz para una buena comunicación.
Utilizar un título del artículo con anzuelo, que enganche al lector, para eso se requieren ideas directas con cierta dosis de provocación, que capten la atención del lector. Aquí no es útil el largo y preciso título de una tesis.
Para cautivar al lector, el inicio del texto tiene una importancia crucial; si no lo cautivamos en las primeras líneas él le dará vuelta a la página. El científico tiende a un desarrollo ordenado, académico, con definiciones. Si se quiere comunicar con eficacia, conquistar al lector, deberá colocarse en primera fila lo más novedoso o intrigante, lo más asombroso o lo más cercano al lector? existen muchas posibilidades. Eso sí, nunca debe empezarse por una definición o por algo de nivel elevado, para no desanimar al lector.
Para conseguir que el lector lea el artículo completo, que pierda el miedo a la ciencia, es fundamental el enfoque, el mensaje tiene que adaptarse a su destinatario. Lo más interesante para el experto en el tema no suele ser lo más interesante para el lector. También es necesario simplificar el lenguaje, utilizar palabras familiares.
Debe llegarse a lo complejo de forma progresiva, no dar nada por sabido, ni introducir un concepto sin explicarlo, y cuando se utilice un término especializado, debe aclararse. Sí, por un lado debe desecharse información demasiado compleja, por otro, hay que acompañar esas ideas fundamentales de ejemplos que ayuden a comprenderlas, poner todo en su contexto: quién puede beneficiarse de determinado avance y, mientras más cercana sea la referencia (nuestra vida, nuestra ciudad...) más se identificará el lector con la narración.
Para una lectura ágil, el texto debe fragmentarse en párrafos cortos, y el orden de la exposición no necesariamente debe ser cronológico; los artículos de divulgación pueden invertir o jugar con ese orden.
Continúa siendo válido aquello de "una imagen dice más que mil palabras", pero debe existir un equilibrio entre la proporción del texto escrito y el material gráfico puesto en la página, debiendo elegirse las imágenes con más estética y más apropiadas para acompañar al tema que se trata.
Finalmente, no olvidar la actitud, ya que en la divulgación, la palabra aprendizaje tiene un sentido mucho más amplio: el conocimiento se comparte, no se imparte. El buen divulgador se comunica con un lector inteligente, sea cual sea su edad y grado de escolaridad. Huyamos de una postura de superioridad y dialoguemos.
La divulgación de la ciencia en México
La divulgación de la ciencia en México
La divulgación de la ciencia en nuestro país tiene una larga
historia que se remonta a la época de la colonia y que
actualmente muestra avances significativos. Ya en tiempos
modernos, en la década de los sesentas, inicia la publicación
de la revista "Física y Naturaleza" de la UNAM, y por
parte del CONACyT "Ciencia y Desarrollo e Información
Científica y Tecnológica", y para niños la revista ?Chispa?. La
Academia Mexicana de Ciencias también inició actividades
de comunicación directa con el público mediante ciclos de
conferencias denominadas "Domingos en la Ciencia", que
aún continúan realizándose en varios estados del país.
También se han creado un gran número de museos de ciencias en México, siendo los pioneros el Museo Tecnológico de la CFE, el museo Alfa de Monterrey, el Papalote Museo del Niño, Universum Museo de Ciencias de la UNAM, así como otros museos en varios estados del país. Dichos museos están organizados en la Asociación Mexicana de Museos de Centros de Ciencia y Tecnología. Habría que agregar los jardines botánicos y colecciones de historia natural que existen en algunas universidades y estados de nuestro país.
Dentro de los llamados medios masivos de comunicación, radio y televisión, cada vez con más frecuencia se presentan programas de ciencia, como son las "Cápsulas de Ciencia o Por Pura Curiosidad". Muchos periódicos ya están incluyendo secciones o suplementos de comunicación de la ciencia (por ejemplo, "Ciencia y Salud", en El Universal). Internet y las redes sociales también están inundadas de productos de divulgación de la ciencia, imposibles de enumerar, más aún con la inevitable necesidad de estar informados acerca de la actual pandemia del coronavirus.
Paulatinamente también se ha dado la profesionalización de esta actividad en México. En la UNAM existe la Dirección General de Divulgación de la Ciencia, en la cual divulgadores de tiempo completo generan productos y actividades de divulgación a través de todos los medios. Uno de los logros más importantes de esa dirección es la creación de la maestría y doctorado en comunicación de la ciencia, como parte del posgrado de Filosofía de la Ciencia de la UNAM. Otras instituciones también ofrecen diplomados y posgrados sobre éste campo, como la Universidad del Claustro de Sor Juana y el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO).
Mención especial merece la colección de libros "La Ciencia para Todos" del Fondo de Cultura Económica, la cual cuenta a la fecha con 253 títulos que comprenden 11 disciplinas, con un tiraje de alrededor de seis millones y medio de ejemplares, siendo la colección de divulgación científica más grande de habla hispana y una contribución de México al mundo.
En la mayoría de las universidades de provincia y en los institutos de investigación han surgido numerosas revistas de divulgación, por lo que con el objetivo de fomentar en México la divulgación de la ciencia y tecnología a través de los medios escritos, así como dar un reconocimiento a la labor y calidad de las publicaciones dedicadas a la divulgación, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología creó el Índice de Revistas Mexicanas de Divulgación Científica y Tecnológica, el cual incluye 24 títulos que están disponibles en el portal de dicha institución.
Prácticamente desde su creación, el Instituto de Investigaciones Eléctricas (IIE) empezó a publicar en 1976 una revista de difusión, el "Boletín IIE", la cual cambió su título a "Electricidad y Energías Limpias" a partir de que el IIE se transformó en el actual Instituto Nacional de Electricidad y Energías Limpias (INEEL), en el 2016. En noviembre de 2018, el INEEL inició la publicación de una revista de divulgación en formato electrónico titulada "Transición Energética".
Por otra parte, han surgido organismos interesados en acercar la ciencia a la población. Por ejemplo, la Sociedad Mexicana para la Divulgación de la Ciencia y la Técnica (SOMEDICYT), un organismo sin fines de lucro auspiciado por instituciones como la UNAM, el IPN, la Academia Mexicana de la Ciencia, entre otros, siendo algunos de sus objetivos: propugnar porque el conocimiento científico y técnico sea accesible a todos los sectores de la población; favorecer el acercamiento y enlace entre la comunidad científica y técnica y el resto de la sociedad; conseguir que la divulgación del conocimiento científico y técnico sea reconocida en el país como una labor fundamental, al igual que la investigación y la docencia; realizar investigación científica, técnica, social y educativa en el campo de la divulgación de la ciencia y temas afines; ampliar los canales de la divulgación de la ciencia y la técnica, utilizando diversos medios de comunicación, así como los medios masivos de comunicación; divulgar el conocimiento científico y técnico de la manera más amena posible; contribuir a la formación de divulgadores profesionales. Sin embargo, y aunque los esfuerzos son grandes, aún se está lejos de acercar la ciencia a todos los sectores del país.
A lo largo de la historia de la humanidad han existido divulgadores legendarios de clase mundial, entre ellos, en el siglo pasado aparecieron: Carl Sagan, Isaac Asimov y Stephen Hawkin; nuestro país también cuenta con excelentes profesionales en este campo, como las doctoras: Julieta Fierro y Julia Tagüeña, así como el Dr. Ruy Pérez Tamayo, por mencionar sólo a algunos. En nuestro ámbito local, la Revista Transición Energética ofrece su espacio a los investigadores del INEEL para que realicen la desafiante y noble tarea de la divulgación de la ciencia y la tecnología.
También se han creado un gran número de museos de ciencias en México, siendo los pioneros el Museo Tecnológico de la CFE, el museo Alfa de Monterrey, el Papalote Museo del Niño, Universum Museo de Ciencias de la UNAM, así como otros museos en varios estados del país. Dichos museos están organizados en la Asociación Mexicana de Museos de Centros de Ciencia y Tecnología. Habría que agregar los jardines botánicos y colecciones de historia natural que existen en algunas universidades y estados de nuestro país.
Dentro de los llamados medios masivos de comunicación, radio y televisión, cada vez con más frecuencia se presentan programas de ciencia, como son las "Cápsulas de Ciencia o Por Pura Curiosidad". Muchos periódicos ya están incluyendo secciones o suplementos de comunicación de la ciencia (por ejemplo, "Ciencia y Salud", en El Universal). Internet y las redes sociales también están inundadas de productos de divulgación de la ciencia, imposibles de enumerar, más aún con la inevitable necesidad de estar informados acerca de la actual pandemia del coronavirus.
Paulatinamente también se ha dado la profesionalización de esta actividad en México. En la UNAM existe la Dirección General de Divulgación de la Ciencia, en la cual divulgadores de tiempo completo generan productos y actividades de divulgación a través de todos los medios. Uno de los logros más importantes de esa dirección es la creación de la maestría y doctorado en comunicación de la ciencia, como parte del posgrado de Filosofía de la Ciencia de la UNAM. Otras instituciones también ofrecen diplomados y posgrados sobre éste campo, como la Universidad del Claustro de Sor Juana y el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO).
Mención especial merece la colección de libros "La Ciencia para Todos" del Fondo de Cultura Económica, la cual cuenta a la fecha con 253 títulos que comprenden 11 disciplinas, con un tiraje de alrededor de seis millones y medio de ejemplares, siendo la colección de divulgación científica más grande de habla hispana y una contribución de México al mundo.
En la mayoría de las universidades de provincia y en los institutos de investigación han surgido numerosas revistas de divulgación, por lo que con el objetivo de fomentar en México la divulgación de la ciencia y tecnología a través de los medios escritos, así como dar un reconocimiento a la labor y calidad de las publicaciones dedicadas a la divulgación, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología creó el Índice de Revistas Mexicanas de Divulgación Científica y Tecnológica, el cual incluye 24 títulos que están disponibles en el portal de dicha institución.
Prácticamente desde su creación, el Instituto de Investigaciones Eléctricas (IIE) empezó a publicar en 1976 una revista de difusión, el "Boletín IIE", la cual cambió su título a "Electricidad y Energías Limpias" a partir de que el IIE se transformó en el actual Instituto Nacional de Electricidad y Energías Limpias (INEEL), en el 2016. En noviembre de 2018, el INEEL inició la publicación de una revista de divulgación en formato electrónico titulada "Transición Energética".
Por otra parte, han surgido organismos interesados en acercar la ciencia a la población. Por ejemplo, la Sociedad Mexicana para la Divulgación de la Ciencia y la Técnica (SOMEDICYT), un organismo sin fines de lucro auspiciado por instituciones como la UNAM, el IPN, la Academia Mexicana de la Ciencia, entre otros, siendo algunos de sus objetivos: propugnar porque el conocimiento científico y técnico sea accesible a todos los sectores de la población; favorecer el acercamiento y enlace entre la comunidad científica y técnica y el resto de la sociedad; conseguir que la divulgación del conocimiento científico y técnico sea reconocida en el país como una labor fundamental, al igual que la investigación y la docencia; realizar investigación científica, técnica, social y educativa en el campo de la divulgación de la ciencia y temas afines; ampliar los canales de la divulgación de la ciencia y la técnica, utilizando diversos medios de comunicación, así como los medios masivos de comunicación; divulgar el conocimiento científico y técnico de la manera más amena posible; contribuir a la formación de divulgadores profesionales. Sin embargo, y aunque los esfuerzos son grandes, aún se está lejos de acercar la ciencia a todos los sectores del país.
A lo largo de la historia de la humanidad han existido divulgadores legendarios de clase mundial, entre ellos, en el siglo pasado aparecieron: Carl Sagan, Isaac Asimov y Stephen Hawkin; nuestro país también cuenta con excelentes profesionales en este campo, como las doctoras: Julieta Fierro y Julia Tagüeña, así como el Dr. Ruy Pérez Tamayo, por mencionar sólo a algunos. En nuestro ámbito local, la Revista Transición Energética ofrece su espacio a los investigadores del INEEL para que realicen la desafiante y noble tarea de la divulgación de la ciencia y la tecnología.