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Ciencia al descubierto

Innovaciones del INEEL frente a los retos de integración de fuentes de energía renovable

Resumen

El crecimiento de la demanda eléctrica en México proyectado por el Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (PRODESEN) 2024-2038 y la incorporación masiva de fuentes de energía renovable, como la solar y la eólica, presentan desafíos técnicos debido a su condición variable en el tiempo y el desfasamiento entre las horas de máxima producción y las horas de mayor consumo de energía. Una solución a estos problemas está en la integración de sistemas de almacenamiento de energía a gran escala, que permitan sincronizar la generación con la demanda y optimizar el uso de la infraestructura eléctrica. Este artículo analiza diversas tecnologías de almacenamiento desarrolladas en el Instituto Nacional de Electricidad y Energías Limpias (INEEL), tales como los sistemas de hidrógeno, las baterías de flujo de compuestos orgánicos y las baterías de electrodiálisis, y destaca su importancia para aportar de manera muy importante en las estrategias de transición hacia un sistema eléctrico más limpio, estable y eficiente.

Principales retos

De acuerdo con el PRODESEN 2024-2038 de la Secretaría de Energía (SENER), la demanda de energía eléctrica en México crecerá a un ritmo de 2.6% anual a lo largo de los próximos 14 años, se proyecta que para el 2038 el 35% de la capacidad instalada estará conformada por sistemas fotovoltaicos y eólicos. La integración de fuentes de energía renovable, como la solar y la eólica, plantea el reto de que el recurso primario (radiación solar o viento), no está disponible de manera constante durante todo el día, es decir, que son fuentes variables en el tiempo o incluso intermitentes. Los sistemas fotovoltaicos sólo pueden producir energía durante el día y la presencia de nubes disminuye la cantidad de energía generada. Por otro lado, los sistemas eólicos sólo generan electricidad mientras la velocidad del viento se encuentre dentro del rango operativo de las turbinas; vientos por debajo del límite de las turbinas no podrán generar energía, mientras que vientos demasiado fuertes obligan a detenerlas para evitar daños.

La intermitencia de las fuentes de energía eólica y fotovoltaica hace necesario contar con sistemas de respaldo basados en tecnologías convencionales para los momentos en los que, por razones climatológicas, estas fuentes no logren producir la energía requerida por los consumidores. Un reto adicional asociado a los sistemas fotovoltaicos es el desfasamiento entre el pico de producción, que en general ocurre alrededor de las 13:00 horas, y el pico de demanda de energía eléctrica, que se presenta entre las 17:00 y las 22:00 horas; es decir, que el recurso solar está disponible cuando no se utiliza tanto la energía eléctrica (muy cerca del mediodía) y ya no está disponible cuando los consumidores requieren la energía (primeras horas de la noche). Este desajuste impone dificultades para generar energía eléctrica a partir de fuentes renovables en las horas de mayor demanda, lo que complica la integración eficiente de estas tecnologías a la red eléctrica. Finalmente, uno de los obstáculos para la implementación de energías renovables a gran escala es el congestionamiento de las líneas eléctricas; conforme aumente la capacidad instalada de fuentes de energía intermitentes, el riesgo de congestión hace necesario detener la producción; esto no sólo representa un desperdicio de recursos, sino que también pone en evidencia la necesidad de soluciones más flexibles y ajustables para la gestión de la energía.

Alternativas de solución

Una forma de enfrentar los retos mencionados es mediante la implementación de sistemas de almacenamiento de energía a gran escala. Almacenar energía durante los picos de producción permitirá inyectarla a la red en horarios de alta demanda, evitará problemas de congestión de las redes y permitirá sincronizar la generación de energía limpia con los picos de demanda; incluso, los sistemas de almacenamiento permitirán contar con energía limpia las 24 horas del día, aún en horas en las que no brille el sol y no sople el viento. Ver Figura 1.

Figura 1. Modulación de la demanda de energía con sistemas de almacenamiento.

Además de ayudar a la integración de fuentes de energía renovable intermitentes, los sistemas de almacenamiento de energía también pueden ayudar a mitigar los efectos de las interrupciones y las variaciones de voltaje y frecuencia del suministro eléctrico, ya que cuentan con energía de reserva que puede ser inyectada al sistema eléctrico de manera muy efectiva, también pueden reducir la factura eléctrica de grandes consumidores a través de estrategias de administración de la energía como el rasurado de picos (peak shaving), la nivelación de carga (load leveling) y el desperdicio (curtailment) por falta de infraestructura de transmisión. La Figura 2 muestra gráficamente estos tres conceptos.

Algunos ejemplos de sistemas de almacenamiento de energía son los sistemas de rebombeo de agua, de aire comprimido, volantes de inercia, sistemas de almacenamiento térmico, baterías de iones de litio, baterías de flujo y sistemas de hidrógeno. Cada uno de estos sistemas presenta ventajas y desventajas que varían según factores como la escala, la ubicación y las necesidades específicas del sistema eléctrico.

En el INEEL se desarrollan tecnologías de almacenamiento de energía a gran escala: sistemas de producción de hidrógeno mediante electrólisis, celdas de combustible de hidrógeno, baterías de flujo de compuestos orgánicos y baterías de flujo de electrodiálisis.

Figura 2. Gestión de la energía a partir de fuentes renovables.

Sistemas de hidrógeno

De las cuatro tecnologías de almacenamiento desarrolladas en el INEEL, los sistemas de hidrógeno son los más compactos, con una densidad de potencia de entre 5 y 10 kW/litro. Suelen operar a eficiencia de ciclo completo del 40 al 50%. Estos sistemas producen hidrógeno a partir del agua mediante electrolizadores, lo almacenan en tanques y después lo utilizan en celdas de combustible, las cuales transforman la energía química del hidrógeno en electricidad de manera silenciosa y eficiente. Estos sistemas permiten almacenar grandes cantidades de energía consumiendo únicamente energía de fuentes renovables y agua. Cuando se requieren más de 24 horas de operación en modo de descarga, los sistemas de hidrógeno son de los más competitivos.

Baterías de flujo

Las baterías de flujo de compuestos orgánicos permiten almacenar energía en soluciones acuosas de compuestos orgánicos, capaces de recibir y donar electrones a través de reacciones de oxidación-reducción (REDOX). Estas baterías tienen la ventaja de requerir tanques de almacenamiento de bajo costo, ya que no son tanques a presión, como en el caso del hidrógeno. Para ambientes urbanos donde el espacio es limitado y en zonas donde no se considere viable usar hidrógeno, las baterías de flujo de compuestos orgánicos son una solución de bajo costo para almacenar energía por muchas horas, incluso varios días.

La tercera tecnología desarrollada en el INEEL para almacenar energía a gran escala y por muchas horas es la de baterías de flujo de electrodiálisis, las cuales también almacenan energía en tanques con electrolitos líquidos. En este caso los electrolitos que se requieren son principalmente tres: una solución salina, como el cloruro de sodio (NaCl) al 6 % en peso, una solución de un ácido diluido como el ácido clorhídrico (HCl) al 4% en peso y una solución de una sustancia alcalina como el hidróxido de sodio (NaOH) al 4 % en peso; se trata de electrolitos de bajo costo, no contaminantes y no peligrosos. Para almacenar energía en sitios remotos con microrredes conectadas a sistemas fotovoltaicos o eólicos, las baterías de electrodiálisis son una opción de bajo costo.

Las cuatro tecnologías de almacenamiento están listas para su escalamiento en potencia y para su transferencia tecnológica hacia la producción en serie. Para ello, el INEEL está trabajando en la creación de alianzas con los sectores público y privado, con el objetivo de desplegar estas tecnologías en México.

Conclusiones

La integración masiva de fuentes de energía renovable en México requiere superar los retos asociados a su intermitencia y a la infraestructura eléctrica actual. Los sistemas de almacenamiento de energía electroquímicos emergen como una solución clave para garantizar un suministro continuo y eficiente de energía limpia, incluso en momentos en los que no hay sol ni viento. Tecnologías desarrolladas en el INEEL, como los sistemas de hidrógeno y las baterías de flujo de compuestos orgánicos y las de electrodiálisis, ofrecen soluciones innovadoras y adaptadas a diferentes contextos. Estas tecnologías no sólo permitirán una mayor penetración de fuentes de energía renovable, sino que también fortalecerán la estabilidad de la red eléctrica y promoverán un futuro energético más sustentable para el país.

Autores:
Tatiana Romero Castañon, tromero@ineel.mx
Leonardo De Silva Muñoz, leonardo.desilva@ineel.mx
Norma A. Beltrán Zarza, nbeltran@ineel.mx
J. Roberto Flores Hernández, jrflores@ineel.mx
Mario Díaz Guillén, mario.diaz@ineel.mx